Claro. Plano no sirves. De tí no necesito un desierto de ideas. Postra a tu mente en la iluminación del ser. De nada vale que hables o pienses sin el sentido de la profundidad. Si. La profundidad es un sentido, que puede abarcarnos a todos y más allá de ser sólo un sentido puede convertirse en un conjunto de acciones que resulten en el convenir común. Y con esto no digo que te necesito complejo, ni exiguo con palabras, todo lo contrario. Ahonda, se vasto y penetra en la realidad dimensionada del ser, infiere, pregunta, dinamiza lo que pienses, materializa primero en tu mente para que lo tangible sea perfecto en la sencillez y profundo a la vez. Que la bascuencia no tenga cabida en todo esto. La perfección y la profundidad están sutilmente unidas, si, nótese en sus acciones. Los sabios en su silencio aprenden. Los ascendidos lograron la perfección porque navegaron en las profundidades de la sencillez, porque navegaron en un mundo posible, porque navegaron en todo aquello que sus ojos querían ver, porque navegaron sus mentes y su travesía no tenía otro destino que la perfección. Y de tí quiero humildad en la abundancia. La perfección es posible. Lo perfecto existe.
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